Todo empezó con una luz del faro delantero del coche que no se encendía. A los revisores de la ITV, se les habría pasado con la sobrecarga de trabajo que están teniendo tratando de ponerse al día tras la cuarentena.
Sólo era una luz la que no funcionaba, sería una bombilla fundida. Ya había pasado antes y se solucionaba rápidamente llevándolo al taller, en menos de 1h y por menos de 30€.
Reservé cita, lo llevé y el mecánico me dió la mala noticia:
– He cambiado la bombilla y sigue sin funcionar. Será algo eléctrico y aquí no lo miramos. He vuelto a poner la misma bombilla.
Tenía que buscar un taller electro-mecánico. Hice lo que hacemos todos cuando no sabemos por donde empezar, ¿Google? No, preguntar a amigos y familia primero:
– Oye, ¿conoces algún taller electro-mecánico?
– No sé, yo lo llevo a la casa oficial.
– Puedes llevarlo al mío, ahí me lo arreglan todo.
– Yo lo llevo a este que está al lado de casa y que va bien, no sé si harán la parte eléctrica.
A pesar de que nuestros coches son cada día más eléctricos, la mayoría de talleres todavía no ofrecen este tipo de servicios. Tras seguir buscando, ahora sí, en Google, reduje la lista a cuatro talleres:
- El recomendado por un amigo.
- El recomendado por mi padre.
- El que mejores críticas tenía en Google y estaba más cerca de casa.
- El taller oficial de Renault.
Ahora me enfrentaba al dilema de la elección ¿cuál sería mejor para solucionarme el problema rápido y barato? Y es ahí donde encontré la principal barrera para decidirme: para que me hicieran un presupuesto, tenían que revisar el coche, a razón de unas 2h por el diagnóstico.
- El recomendado por un amigo = 48€/hora
- El recomendado por mi padre = 36€/hora
- El que mejores críticas tenía en Google y estaba más cerca de casa = 0€
- El taller oficial de Renault = 68€/hora
Es decir, que me costaría de 80 a 120€ saber sólo que le pasaba a la bombilla.
¿Cuál es tu elección?
Tras un fin de semana de reflexión, opté por el que estaba más cerca de casa. Me cobró 5€ por la revisión, lo que no me sentó nada bien, no tanto por la cantidad sino por lo inesperado del cargo.
Su diagnóstico era que el mecanismo de encender y apagar las luces que lleva el Renault Scenic de forma automática, genera que los cables se calienten innecesariamente más de la cuenta y terminan dando problemas a partir de los 10 años. Proponía cambiar los dos faros, ya que iban en grupo, con un presupuesto total por la reparación de 700€
¡700€ por una bombilla!
¿Valdría la pena pagar tal cantidad o sería mejor tener otro presupuesto, gastando 100€ adicionales? El coche tiene 15 años, por lo que en principio parecía razonable lo que comentaba. Sólo que no era agradable tener que pagar tanto por una bombilla.
Así que aceptamos el presupuesto. A los pocos días, pasé a recogerlo y ya estaba arreglado. Por suerte, era eso y el precio total con impuestos y mano de obra subió a 755€.
La bombilla más cara que he comprado hasta ahora. El mecánico cambió los dos faros, revisió las conexiones y niveló las luces. Ahora hace una luz muy buena.
Me enseñó los faros viejos, ambos tenían tal y como había predicho, los cables pelados, como si el plástico que los recubre se hubiera separado con el calor. Uno de ellos, justo donde no funcionaba la bombilla, tenía incluso cinta aislante tratando de unir los cables. El mecánico me miró como si hubiera sido yo el culpable de tal chapuza. Era un coche que compré de segunda mano, así que el antiguo propietario seguramente hizo ese apaño para ir tirando y ahorrarse el gasto.
Toda esta historia tiene mucho en común con las páginas web, el hosting y los servidores. Estas son las cuatro lecciones que me ha enseñado la bombilla:
Cuando el problema no está donde parece
Puede que lo que no te funcione sea el menú de navegación, el buscador o el selector de idioma. Quizás sea sólo eso y tengas suerte, pero lo más probable es que ese sea el síntoma de que algo más complicado está mal: quizás no actualizas la web desde hace años, o quien la hizo no tenía mucha idea de lo que estaba haciendo.
Puede ser algo sencillo de solucionar en 1h o bien necesites borrar todo y empezar de nuevo. Algunas cosas no se saben hasta que se levanta el capot y se mira el motor con más detalle.
Cambiar una pieza es más barato y seguro que intentar arreglarlo
Es una lástima y un desperdicio de materiales, que cuando no funciona un faro, sea más barato, rápido y seguro sustituirlo por otro que tratar de repararlo. Sucede igual en otros sectores tecnológicos como los móviles, ordenadores, etc.
También en otros más tradicionales como la construcción: puede ser mejor tirar y construir de nuevo una casa en mal estado que tratar de repararla.
El software puede ser otro ejemplo de la obsolescencia: si estás utilizando una aplicación muy vieja, puede que ya no sea compatible con los equipos actuales o te salga muy caro de mantener, como sucede a los bancos.
Los principales sistemas bancarios, están programados en uno de los primeros lenguajes de alto nivel (similar a un idioma) que se crearon en el año 1959: COBOL
A pesar de su edad, siguen utilizándolo por no arriesgarse a los posibles problemas que esto podría ocasionar.
En el caso de una página web, el cambio es más sencillo. Los nuevos sistemas que van surgiendo, se ocupan de crear importadores de datos para que sea más fácil la migración. En otros casos, las ventajas son tan grandes, que hacen que el cambio, con posibles problemas incluidos, valga la pena.
Confiar en el profesional
Podría haber buscado más presupuestos para reparar el problema del faro que no hacía luz. A lo mejor, en otro taller hubieran podido cambiar sólo los cables afectados. Quizás en la casa oficial tuvieran más experiencia en este tipo de reparaciones y con cambiar un sólo faro hubiera solucionado el problema.
Puede.
Pero mientras me decidía o no, los días iban pasando y yo seguía sin luz en el faro. A eso hay que sumarle que conseguir más presupuestos, suponía un gasto mínimo de 100€ sólo por la revisión.
Llega un momento en el proceso de decisión de compra, que no queda otra que hacer un salto al vacío y confiar en que, con los datos que hemos podido recopilar, nuestra elección es la mejor. En mi caso, el vendedor que me genera más confianza es el que se lleva mi dinero.
Si tienes una web con problemas o que no te está generando ventas, deja de mirar opciones, pedir presupuestos y hacer apaños. Elige un profesional que te de confianza, paga para que haga su trabajo y déjate guiar.
Todo se rompe
El paso del tiempo puede con todo, para bien y para mal. Da igual que hablemos de metal, plásticos o aplicaciones. Al comprar cualquier cosa, hay que hacer una previsión de gasto dedicada al mantenimiento. Si es un coche, algo se romperá. Si es de segunda mano, las probabilidades aumentan. Si es una web, habrá que mantenerla segura, añadir enlaces a las nuevas redes sociales y quitar las viejas.
El minimalismo es una forma sencilla de evitar los gastos de mantenimiento:
- ¿Para qué tener dos webs si sólo te está funcionando una?
- ¿Para qué registrar 20 dominios si sólo recibes visitas por 5?
- ¿Para qué tener un plan con mucho espacio si la web te va lenta?
Cuando el software líder del mercado se rompe: cPanel
cPanel, el panel de control líder en el mundo para la gestión de hosting y servidores, fue comprado por un fondo de inversión que decidió subir el precio un 1.000%
El sector del hosting sufrió un shock. De repente, toda la estructura comercial tenía que cambiar para ajustarse a ese cambio. ¿Subir precios o asumir pérdidas?
Los que reaccionamos rápido y migramos a otros paneles de control, pudimos sobrevivir. Honesting sigue online desde el 2002 sin interrupciones. No es el caso de muchas otras empresas que se están quedando por el camino: unas se venden, otras simplemente cierran.
Optimiza tanto como puedas para seguir siendo competitivo. No es una opción, es una necesidad. Cuando llega la tormenta, sólo los más preparados sobreviven.
Conclusiones
Ahora es tu turno. ¿Qué te ha parecido lo comentado en el artículo? ¿Hubieras hecho lo mismo con el faro del coche? ¿qué enseñanza te hubiera gustado saber antes? Puedes dejar tu opinión en los comentarios.