Los políticos europeos han creado una directiva de obligado cumplimiento para los prestadores de servicio (casi todas las webs lo son) y establecido enormes multas por incumplirla.
Esto ha hecho que las webs europeas se llenen de avisos sobre las cookies, tratamiento de datos, etc. Términos que son complicados de entender y que a la mayoría nos da completamente igual.
Nos sitúa en clara desventaja frente a otras webs alojadas en otras parte del mundo y añade un coste extra en el desarrollo de una web.
Lo más irónico de toda esta historia, es que la directiva exime a los organismos públicos. Ellos obligan y multan, pero no tienen que cumplir sus propias normas.
Como prestadores de servicio, cumpliremos las normas y evitaremos las multas, pero esto no quiere decir que como usuarios tengamos que sufrirlas.
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