Seguro que recuerdas aquél anuncio de compresas donde preguntaban ¿a qué huelen las nubes? ¿a qué huelen las cosas que no huelen? pues hoy descubriremos a qué huele el famoso cloud o lo que es lo mismo: Internet.
Pero antes, tendremos que encontrar ¿dónde está Internet? Porque con tanto wifi y conexión de datos parece que está en todas partes. Si seguimos las antenas, llegaremos a los cables y todos estos se unen en un mismo edificio: un centro de datos (datacenter).
Posiblemente hayas visto alguna foto de un centro de datos antes. Son esas salas tan futuristas llenas de ordenadores y luces por todos lados. Ahí es donde está Internet, todos nuestros mensajes, fotos y ficheros de todo tipo.
La nube no son más que máquinas conectadas entre sí en algún lugar del mundo.
Coge una chaqueta (aunque sea verano) y acompáñanos al interior
El edificio está situado en las afueras de la ciudad, en un polígono industrial ya que aquí el suelo es más barato. Cerca, hay una estación de tren y una autovía. En sus laterales hay tubos que concentran las principales líneas de fibra óptica del país.
El edificio es algo tosco, sin grandes distintivos que lo diferencien de cualquier otra empresa, pero con una gran diferencia para el ojo entrenado. ¿Ves esas cámaras de vigilancia en las esquinas? ¡Muchas cámaras! Esto es un indicio de la importancia de los datos que ahí se guardan.
Una vez en la recepción, el guarda de seguridad valida nuestra identidad y registra la hora de entrada. Luego, alguien del personal técnico nos acompaña hasta el interior:
– ¿Qué? ¿qué dices?
– ¡Que hace mucho ruido!
– ¡No te oigo!
Y es que una vez entras en una sala con equipos es como si estuvieras dentro de un enjambre de abejas gigantes. Es cuando descubres que el lugar donde se crean los mundos virtuales es una instalación industrial, real, más parecido a una fábrica que a una sala silenciosa del futuro.
Estamos dentro de Internet, en una pequeña parte, rodeados de servidores, routers y equipos de telecomunicaciones. Por los cables que tenemos en el techo, las paredes e incluso debajo del suelo, pueden estar pasando desde un email, hasta una llamada telefónica intercontinental. Toda nuestra vida codificada en movimiento.
Las salas están completamente refrigeradas para alargar la vida útil de los equipos y evitar problemas como incendios o sobrecargas ¡menos mal que cogiste una chaqueta! Algunos centros de datos tienen unas normas muy estrictas sobre la circulación del aire, es posible que tengas flechas en el suelo o indicaciones de por dónde puedes pasar y por dónde no.
Ahora sí, ya puedes saber a qué huele Internet.
A ordenador nuevo, a móvil de estreno, a cables y plástico. Metal con corrientes de aire.
Ya… lo sé… ¿no es lo que esperabas verdad? Déjanos en los comentarios a qué te huele Internet. También puedes ver el vídeo del centro de datos donde alojamos nuestros servidores.
internet tiene un ligero aroma a lejía perfumada con áloe vera